Marcos Villalobos: el corazón de nuestra sala

Marcos Villalobos: el corazón de nuestra sala

Sólo necesitas dos segundos de conversación con él para intuir que este hombre tiene un corazón de oro y es un gran profesional de sala porque ha hecho de sus virtudes personales herramientas laborales. Sencillo, trabajador, muy familiar y con un marcado sentido de responsabilidad Marcos te sorprender siempre… pero no por lo de siempre.

 

 

Este “hombretón”, valencianista de alma y valenciano de raza, creció jugando feliz por las calles de Burjassot. Hijo de María Angeles, de Ciudad Real, y de Manolo, de Albacete, Marcos tuvo una infancia muy feliz y desde muy joven destacó como  empleado en la empresa de su padre por ser un auténtico MANITAS!!! Con los años, y tras sus estudios de hostelería y su larga experiencia en un local de restauración que él mismo puso en marcha, su capacidad para arreglarlo todo le confirió valor añadido a sus funciones en sala porque Marcos además de ser nuestro corazón en el servicio es quien lo acaba arreglando todo. Una auténtica “joya”.

 

Su llegada a nuestro restaurante fue entre traumática y anecdótica. Traumática porque su padre había fallecido hacía sólo dos días y cuando Lester lo entrevistó su mirada de bondad también reflejaba tristeza. Anecdótica porque Lester no buscaba hombres para la sala, sino una mujer… pero Marcos supo ganarse su confianza con sinceridad y respeto.

 

Desde entonces este apasionado de las Fallas, amante de la pólvora, enamorado de su esposa, al que no le gusta hacer planes a largo plazo, que no tiene ídolos, que adora la música romántica y que sueña con llevar a sus hijos a Portaventura es quien humaniza nuestra sala. Una de sus frases lo resume todo…. “desde que estoy en Mala Hierba me va mucho mejor la vida”… y a Mala Hierba también Marcos, tu llegada ha sido otra de nuestras bendiciones.

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