Restaurante Mala Hierba, el sueño de Lester y Pascal

Restaurante Mala Hierba, el sueño de Lester y Pascal

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«Sabía que quería mi restaurante» afirma Lester, «yo de niño sabía que me gustaba comer», apunta Pascal. La historia de un guatemalteco y un francés que ha acabado dando vida a Restaurante Mala Hierba, un restaurante en la zona de Aragón de Valencia con un toque distinto.
Ambos se conocieron en el prestigioso centro donostiarra del Basque Culinary, pero su historia arranca mucho antes.
La de Lester cinco años antes cuando desde su Guatemala natal decide venir hasta las Canarias para hacer un máster de gestión y dirección hotelera. Cinco años en las islas afortunadas le sirvieron para formarse, trabajar en hoteles y restaurantes, y hasta para dar clases en el mismo máster del que fue alumno. «Llegue a España sin saber casi ni a dónde iba, había estado seis meses en EEUU, pero me atraía más España, sin duda».
«Sabía que quería mi restaurante», ese mantra que Lester repite y con el que sonríe cuando recorre con la vista Mala Hierba, este gran proyecto puesto en marcha junto a Pascal. Tras cinco años en Canarias «me sentía algo inseguro, había trabajado en la dirección de hoteles, prefería un restaurante, pero me faltaba algo más de formación en materia de gestión, busqué dónde formarme y la opción del Basque Culinary era la mejor, así que empaqueté todo en Canarias, me crucé la península y llegué a San Sebastián». El resto, conocer a Pascal, llegar a Valencia, trabajar en un restaurante y la puesta en marcha de Restaurante Mala Hierba forma parte de una historia vertiginosa.

 

La pasión
Pascal pone la parte creativa en la cocina a este dúo. Su niñez transcurrió en Costa de Marfil, y allí descubrió que le gustaba comer desde bien pequeño, y la atracción por la cocina llegó pronto. Recuerda Pascal su primera influencia, su madre, «una gran cocinera, que trabajaba en un restaurante en Costa de Marfil», y asegura que siempre supo que el mundo de la cocina «era muy difícil».
Pasión por la cocina, por los ingredientes, por la creatividad. Pascal afirma que aún busca algún alimento cocinado que no le guste, y reconoce que necesita «tranquilidad para cocinar, es la mejor forma de ser creativo y de que todo salga como me gusta».
Un pequeño secreto de Pascal: «duermo con una libreta en la mesilla de noche, no sabes cuándo te va a venir una idea», eso y sus proveedores del Mercado Central de Valencia, sin los que no podría vivir, aunque esa es una historia que contaremos otro día.
La perseverancia de Lester y la creatividad de Pascal, el binomio Restaurante Mala Hierba.

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